
Se cree que el nombre del pimiento le fue adjudicado por Cristóbal Colón, quien, al descubrirlo, lo denominó así al confundirlo con "pimienta en vainas, muy fuerte, pero no con el sabor de levante"; pese a que botánicamente no tiene nada en común con ella, que es el fruto del Piper nigrum, el nombre perduró. A diferencia de otras plantas comestibles provenientes de América, que tardaron décadas en ser aceptadas por los europeos, conoció una rápida difusión mundial tras su llegada a España en 1493. Una vez aclimatado, se acostumbró secarlo, molerlo y usarlo para condimentar y dar color a diferentes clases de platos. Ya a mediados del siglo XVI se cultivaban plantas de ají en Italia, Alemania e Inglaterra.
Durante los siguientes doscientos años, revolucionaría la gastronomía de los pueblos mediterráneos. El ají americano transformó la cocina de China, India e Indonesia: tal fue su aclimatación que en muchos sitios de África y de la India se cree que el ají y el pimiento son originarios de esas regiones.
En México se originó la palabra "chile" —del náhuatl chīlli. Por su parte, el término ají, es una palabra del dialecto taíno, que se hablaba en el Caribe
